Un agosto sin tregua

En el reverso del agosto, que es sinónimo de vacaciones, éste de 2018, como ocurre habitualmente, no ha dado tregua: la incidencia de desapariciones se ha hecho patente y nos ha obligado a mantener una permanente vigía en la difusión de alertas. Hemos tenido también la confirmación de un dato alarmante y estremecedor: en lo que llevamos de año son ya 26 los desaparecidos con Alzheimer que fueron localizados sin vida. Hay que detener esta escalada constante. Es posible. Es urgente. Hay que poner a nuestros MAYORES A SALVO. Es imprescindible prevenir para salvar vidas. Y también buscar a los todavía desaparecidos como se ha hecho el pasado día 11 con Diego Menéndez, cuyo rastro se perdió en Rivas Vaciamadrid el 5 de mayo de 2017. 

 En Torremolinos, Málaga, uno de los incesantes rastreos promovidos por la familia de Antonio Ortega terminó con la localización de sus restos en un cortado de la Sierra a escasos 4 kilómetros de la casa de la que había partido el pasado 22 de enero. Los amigos y vecinos de la familia Ortega abarrotaron el domingo 19 la parroquia de la localidad en un gesto más de la solidaridad ciudadana que ha acompañado los siete meses de búsqueda. Comienza un tiempo de duelo y también de preguntas y de reflexiones. Que otras familias no vean repetirse el mismo sufrimiento ha sido uno de los deseos expresados con firmeza por los padres y hermanos de Antonio, en una  demostración ejemplar de generosidad.

Solo unos días antes, el Mediterráneo almeriense recibió los restos del pequeño Gabriel Cruz Ramírez. Un adiós que sus padres, Patricia y Ángel, quisieron compartir con una Carta dirigida a su querido “pescaíto” y la Marea de Buena Gente que desencadenó su desaparición. Una Carta que os invito a recuperar como lectura especialmente recomendada por los valores positivos que transmite a pesar del infinito dolor y de la irrenunciable reclamación de justicia.

El 9 de agosto el nombre de Patricia Aguilar convoca todas las emociones: la joven que había desaparecido tras ser captada por una secta regresa a España acompañada por su padre, Alberto. “Misión cumplida” escribió el propio Alberto al relatar en su diario el final de una lucha que quedará para siempre como un ejemplo aleccionador y lleno de esperanza. 

La memoria de los desaparecidos tomo forma de monolito en el corazón urbano de Cornellá, Barcelona, muy cerca de donde desapareció hace 21 años Cristina Bergüa Vera. Dos largas décadas en las que los vecinos no dejaron de secundar la lucha de Juan y Luisa, padres de Cristina y fundadores de InterSOS, la Asociación pionera en el movimiento asociativo de familiares de desaparecidos.

En Cornellá, la familia y el Ayuntamiento me concedieron el honor de presentar en el mismo acto “Te buscaré mientras viva”, el libro que recoge la historia de Cristina y la de otros catorce casos de desaparición. Un libro que se incorporó a la Biblioteca pública de Medina del Campo, por iniciativa de la familia de Mary Sánchez Moya desaparecida en esa localidad vallisoletana hace 28 años. Y del que volveremos a hablar en Málaga el próximo 20 de septiembre al calor de la exposición de las pinturas y dibujos inéditos de David Guerrero Guevara. La más bella reivindicación de David que pudiera imaginarse, cumplidos ya 31 años de su desaparición. Ojalá que este acto sea el augurio de un septiembre de noticias mejores que las que nos dejó agosto. 

Paco Lobatón