Paco Lobatón | 5 de julio de 2020
Paco Molina lleva cinco años desaparecido. Córdoba recordó y conmemoró este jueves pasado con sus padres este tiempo de ausencia : 1825 días. El adolescente de 16 años, el mayor de los dos hijos de Isidro y Rosa, ha rebasado en este tiempo la mayoría de edad y hoy cuenta 21. Decirlo en tiempo presente y no bajo el equívoco recurso al condicional ( contaría ) es parte de la apuesta por la supervivencia de quienes buscan a un ser querido. Querido, dicho también en tiempo presente. Sin necesidad de adjetivos superlativos, pero con la fuerza irrenunciable de lo sustantivo. Vivo para encontrarte, Más que yo no te va querer nadie : palabras de Rosa a su su hijo escritas en el aire, sin buzón de destino. Palabras hechas canción ahora por Ana de Lois para dotar de alas a las cartas de éste y de todos los no-cumpleaños que han ido encadenándose como eslabones de una incertidumbre inacabable.
Manuela Chavero, de 42 años, desapareció un día como hoy de 2016 en Monesterio, Badajoz. Cuatro años descontados a la vida que acababa de estrenar tras separarse del marido y padre de sus dos hijos, aún menores de edad. Cuatro años de ruidos de distinta intensidad en torno a los motivos, a los presuntos culpables. Cuatro años de expectativas incumplidas sobre la inminente resolución del caso. Y en el camino, los no-cumpleaños de unos hijos sometidos a una orfandad súbita, imposible de explicar, justo en los años decisivos de una niñez tan bruscamente alterada. Y el desasosiego de unos padres que miran pasar más de prisa el reloj de sus vidas sometidas al estrés de los porqués sin respuesta. Para Emilia, la hermana mayor, la que se cambiaría por ella con tal de poner fin al ahogo de no saber, para quien ya no ha habido posibilidad de celebrar ningún cumpleaños sin Manuela.
Y en Hornachos, el pasado 9 de mayo, el marido y los tres hijos de Francisca Cadenas tuvieron que vivir desde la incertidumbre del confinamiento por el covid19 la irresuelta incertidumbre de los tres años cumplidos de su desaparición. No eran posible los actos públicos para conmemorarlo ni tampoco el abrazo colectivo de los vecinos que nunca dejaron de acompañarlos para reclamar siquiera una mínima certeza de que la investigación existe, aunque no se haya hecho visible el más mínimo avance. También ellos – Diego, padre e hijo, Javier y José Antonio- han tenido que afrontar la dolorosa resaca de los no-cumpleaños. Sin dejarse arrastrar por el vacío han colocado una bandera con forma de libro en la que puede leerse : Lucharè por encontrarte.
Así es la vivencia del tiempo desprovisto de tiempo de las familias cuyos seres queridos siguen desaparecidos. Como Caroline del Valle, desaparecida en Barcelona, hace cinco años y cuatro meses. Como Malen Zoe Ortiz, desaparecida en Calvíá, Mallorca, hace seis años y medio. Y así, podría seguir incorporando una a una las historias dolientes de las más de trece mil familias que componen la nómina de las desapariciones sin resolver a día de hoy en España.
Así son sus vivencias, intransferibles pero hermanadas en el espacio común de un trauma sin fondo. Nada que ver con las de Alicia en el país de las Maravillas, para la que Lewis Carol inventó, con fines festivos, el diagrama del no-cumpleaños. Pero qué formidable hallazgo el del no-cumpleaños como sinónimo de tiempo suspendido entre el Todo y la Nada.