Apenas hay 8 casos abiertos de desaparecidos en Aragón, una comunidad con un alto índice de localizaciones. Personas que
siguen permanentemente en la mente y en el corazón de los investigadores, para los que nunca se da un caso por perdido.
El último es el del montañero Chema García Fernández, desaparecido el pasado 23 de abril en Bujaruelo.
Su rastro se pierde entonces, aunque algunos quisieron verla sentada en un banco en los alrededores del hospital Grande Covián y al día siguiente, en esta misma zona, a unos 700 metros, en la calle Isla de Cabrera, sus familiares encontraron su falda. Y nada más. Eso es todo lo que se sabe de ella. «Las personas mayores se echan a andar y son capaces de hacerlo kilómetros y kilómetros, acaban agotadas, con mucha sed y tienden a ir hacia el río», dice Antonio, quien reconoce que hay días que aun repasa el recorrido que hizo Francisca, uno de los pocos casos abiertos que hay en Aragón de personas desaparecidas.
Aunque no se dan cifras oficiales desglosadas con provincias ni por Comunidades, aquí hay unos 8 casos sin resolver, según se recopila en páginas dedicadas a ello como ‘sosdesaparecidos’, la Fundación Europea por las Personas Desaparecidas, QSDglobal, o ‘desaparecido1007’. El último es Chema García Fernández, cuyo rastro se pierde en el refugio de Bujaruelo el mismo día que desaparece, el 23 de abril. La noche anterior había dormido allí y por la mañana había dicho a sus responsables que regresaría después de andar por el Valle del Ara. El montañero zaragozano nunca volvió y desde entonces la búsqueda ha sido infructuosa. Los intensos trabajos en la zona costaron la vida al UME Víctor Martín Rebollo al despeñarse desde una altura de más de 40 metros.
A Juan Jesús Duro Gil, un chico de 21 años, no lo encontraron después de la Nochevieja de 1991 en Saviñán, donde los padres pasaban las vacaciones. Estudiaba 2º de Electricidad en la Escuela de Ingenieros y se quedó en el pueblo con sus amigos mientras sus padres se iban a Zaragoza. Sintió mucho calor en el pabellón de fiestas y salió a tomar el aire, y nadie volvió a verlo. La búsqueda se extendió por Saviñán, Ateca y Calatayud, pero sin ningún éxito.